*Julio Laureano rescató la tradición cafetera de más de cien años en su familia y ahora con su marca Pajchá ofrece no solo un elixir para el paladar, sino una experiencia que va desde la elección del grano, su tueste hasta la perfección al momento de preparar una buena taza.
Antonio Zamora
San Pedro Cholula, Pue.- Su abuelo se le apareció en un sueño, lo motivó a revivir la finca que trabajó por mucho tiempo y que tiene más de cien años de existencia.
Así Julio Laureano comenzó su labor con el café que ofrece en su tienda Pajchá, ubicada en el Pueblo Mágico de San Pedro Cholula, donde no solo se puede ir a comprar, sino también a conocer sobre el aromático grano.
“Pajchá” es un nombre en lengua mazateca de la variante de Huautla de Jiménez, en Oaxaca, significa abuelo. Y fue para honrar la memoria de su abuelo, porque su bisabuelo Agustín Robles fue quien empezó a comprar tierras para habilitarlas como fincas de café a principios del siglo veinte.
Egresado del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural (Cesder) en la Sierra Norte de Puebla, este joven emprendedor es un apasionado por el café, pero no solo por su sabor y aroma, sino por todo el proceso que conlleva desde la siembra hasta ser servido en una taza.
“Después de que soñé a mi abuelito, pasaron los días y sabía que tenía un significado, hablé con mi papá y le dije que seguramente mi abuelo quería que volviéramos a trabajar el café, además de que es una forma de honrar el trabajo que ellos hicieron y por eso quiero volver a echar a andar la finca”.
Sus padres le han dedicado gran parte de su vida a la producción y comercialización del mole y el chocolate, los cuales hacen en el taller que montaron en su casa y lo venden en el mercado de Cholula, pero en medio de la pandemia, a Julio le surgió el interés por retomar la tradición cafetera de su familia que es oriunda de Huautla de Jiménez, en Oaxaca.
“Todo comenzó en noviembre del 2020 porque amigos me picaron la cresta, me dijeron que trajera café de Huautla que es zona cafetera, le pregunté a mi papá cómo tostaba el café mi abuelita, me compré mi cazuela de barro, compré café verde y lo comencé a tostar y moler a mano, así me empezaron a salir muchos pedidos, a mí la pandemia me benefició en ese sentido porque desde entonces y a la fecha he vendido aproximadamente dos toneladas”.
Cerca de cumplir los dos años en este sueño del café, su tienda se ha convertido no solo en un centro de venta de este grano, sino que también un lugar ideal para conocer todo el trabajo que conlleva, pues ahí puedes desde limpiar la semilla llamada café pergamino, hasta ver el proceso de tueste y molido.
“La finca de mi abuelo todavía la tengo en etapa de deshierbado, estuvo unos diez años abandonada, mi papá no quiso seguir con la tradición familiar y después del sueño que tuve me fui para allá. Es un trabajo lento, pero espero que en algún momento pueda producir mi propio café ahí, por ahora le compro a productores de Huautla, de Coatepec, en Veracruz y Zongozotla en la Sierra Norte y es el que estoy vendiendo aquí, mi objetivo es ofrecerles la experiencia completa a los clientes”.
El valor agregado que ofrece Julio en Pajchá es que el cliente elige incluso el nivel de tueste, pues se puede pedir uno claro para que predominen los sabores del origen, o también está la opción del oscuro en donde las notas percibidas serán a chocolate amargo.
“Mucha fama del café colombiano o de otros países, pero el café mexicano no le pide nada a ninguno, mientras tengamos buenas fincas, buenos tuestes, buenos procesos, hasta nos pueden venir a pedir café para exportarlo”.
Julio no se cansa de explicar cómo se hace el café, a todos los que visitan su tienda los recibe con un “¿te echas un cafecito?” porque esta pequeña semilla es su pasión que ha depositado en este proyecto el cual quiere hacer crecer aún más.
“El proyecto ahorita está en los cimientos, cuando echemos a andar la finca ya podremos reestructurar la tienda para convertirla primero en barra de café, en el segundo piso un restaurante, y después una terraza para conciertos, exposiciones de mixología, un museo del café”.